Sobre el amor y las conversaciones
Una vez leí que el amor es que siempre haya una charla pendiente
Quererte y hablar, escucharte con atención, el amor y su complejidad diluída en palabras que se comparten. Entre todos los registros, los tonos y las formas, entre todo el ruído que cada día nos sobresalta, cuesta creer que una voz pueda servir de escapatoria.
Los buenos días de tu madre antes de ir al colegio, el mensaje de tu amiga para que bajes a la calle,el adiós de tu abuela los domingos; las conversaciones cotidianas que indican un orden y una paz muchas veces dada por sentada.
Existen malas noticias y canciones de desamor que nos recuerdan demasiado a menudo que la tranquilidad nunca es imperturbable, que el día puede tornarse oscuro en cualquier momento sin que nadie venga a darnos un aviso, y entre despedidas inesperadas y discusiones acaloradas ¿quién recuerda lo bonito de un te quiero?.
Parece que el mundo va dejando de lado el valor de lo que dices, como si no mereciera la pena sentarnos y escuchar, como si las palabras solo fueran eso. He arreglado el mundo en conversaciones con amigas, he creado vidas y hundido barcos; he podido comprobar que querer y hablar son conceptos inseparables.
Cuando una anciana comienza una charla contigo en la parada del autobús, muchas veces carente de sentido, y tú no lo entiendes y solo quieres el cómodo silencio en el que descansabas. Y te das cuenta de que tal vez sea su única charla del día, y que en algún momento tú también querrás contarle algo a alguien que ya no existe ¿y quién te escuchará entonces?.
Olvidamos los pequeños gestos que nos hacen más humanos, abandonamos la delicadeza de los detalles y nos llenamos de individualismo sin fijarnos en lo que de verdad importa.
Resulta casi milagroso encontrar a una persona en el mundo con la que siempre existan ganas de hablar, como si entre lo caótico del mundo se construyese un lugar a escondidas que solo alberga palabras, un idioma compartido que te abstrae de una realidad cada día más silenciosa. Construir lazos y cuidarlos es mantener conversaciones, hacernos más tangibles y vulnerables, compartir expresiones y perspectivas. El amor son bocas que no se cansan de moverse.





Me hace mucho sentido lo que escribes, es una pena que como sociedad hayamos olvidado el poder de las palabras y las narrativas que construyen nuestras vidas y las han remplazado por fotos, emojis y likes que yo siento que no hacen más que automatizar la expresión. Estoy escribiendo algo sobre esto, espero en algún momento puedas leerlo cuando lo suba. Cariños, te sigo y te leo 🫶🏻
Poesía, no tengo nada más que añadir